miércoles, 4 de agosto de 2010

Leyendas de Guatemala

Es extraño como nuestras leyendas guatemaltecas cambian, desparecen y se transforman
Muchas de ellas ya no son como eran
su forma original cambia
aún así, en esencia son lo mismo

La llorona ya no suena a media noche para ponernos los pelos de punta
en vez de eso se escuchan ambulancias
ya no llora por su hijo al que ella asesinó
llora por los hijos de este país
herido o muertos, llora para salvarlos

La siguanaba no es una mujer de cuerpo exótico que atrae a los mujeriegos
es aquella niña que es obligada a vender su cuerpo
es aquella mujer que no tiene otra opción
es esa anciana que no tuvo más oportunidades
su cuerpo si te atrae a la muerte
a una muerte con enfermedades
y no solo la tuya, también la de ella

Los penitentes que deambulaban en la noche
y que mantenían a la gente dentro de su casa
ya no son penitentes, son delincuentes
aunque muchos de ellos son los dos
arrastrando cadenas de resentimiento
arrastrando en sus espaldas la vida de gente honesta
y como los penitentes el toparte con ellos te cuesta la vida

El cadejo, [como muy sabiamente los comparó Ricardo Andrade]
era ese perro que cuidaba a los borrachos
y ahora parece que el color negro de su pelaje
se ha transformado en un uniforme negro
lo centelleante de sus ojos, ahora es una sirena
nunca sabes si te tocara "el bueno" o "el malo"
y al menos siempre de quitaran algo con una buena "mordida"

El sombrerón ya no es ese chaparrito (aunque muchas veces si)
que seduce a las mujeres con sus cantos que encantan
y su guitara melodiosa
es ese chico que sin saber nada de la vida
y sin saber ni como, ha seducido a una mujer
y ella no termina con la cabellera trenzada
sino que con un niño sobre la espalda
y como el sombrerón muchas madres tratan de alejar a sus hijas de él
pero pocas veces con algo de éxito

La tatuana no es una bruja que se escapa de la cárcel en un barquito
es ese delincuente que sale tan fácilmente de la cárcel
navegando en un mar de impunidad
es aquel que el barco del dinero libera facilidad
y como la tatuana... no recibe el castigo merecido
pero hay muchos que no salen
y se mantiene ahí... engordando a costa de la gente honesta

Estas historias, leyendas tan únicas como Guatemala
han cambiado tanto... que ya ni siquiera es posible contarlas
sin sentir tristeza, y clamar al cielo... que las cosas fueran como antes
donde el único temor de estas leyendas... era mágico no trágico

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